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Emociones vs. Finanzas, ¿Qué tener en cuenta para que las emociones no afecten mis finanzas personales?

El estado emocional de las personas es un elemento esencial a tener en cuenta ya que dependiendo del mismo, puede llevarnos a tomar malas decisiones financieras, que luego pueden traer consecuencias no deseadas. ¿Cómo hacer para que esto no suceda?

La economía y las finanzas, a primera vista, se puede pensar que se abordan de manera racional, pero el eje emocional es muy importante e influyente en estas, ya que son las personas las que hacen usos de ellas.

¿Cómo hacer para que las emociones no nos lleven a tomar malas decisiones ni desvíos en nuestros gastos que perjudiquen nuestras finanzas? 

Si bien somos seres racionales, también somos emocionales, por lo que los diferentes estados de ánimo pueden hacernos dejar llevar por la impulsividad y caer en conductas que luego perjudiquen nuestra economía.

¿Qué emociones pueden repercutir en nuestras decisiones?

El miedo, la lástima, la culpa, la ansiedad o el estrés, pueden llevarnos a desenfocarnos en nuestras prioridades y accionar en contra de lo que en realidad deberíamos hacer.

Saber cuánto te entra, con qué frecuencia, en dónde lo tenés, en qué lo gastaste, son datos necesarios para saber y que organizan nuestras finanzas. Si esto, por el contrario, no se tiene en cuenta, generará invisibilidad del dinero y seremos propensos a tomar malas decisiones.

En línea con esto, no solo es importante saber cuánto entra sino cuánto sale para poder organizar un presupuesto del hogar. Esto provee un marco a la hora de tomar decisiones financieras y promueve una buena práctica, ya que de este modo, los límites del presupuesto permiten darnos cuenta si el gasto a realizar es un desvío y evitarnos así consecuencias no deseadas. 

Además del presupuesto, por momentos es conveniente tomar una pausa y revisar cuál es el motivo detrás de la decisión que se está por tomar, lo cual sería desarrollar inteligencia emocional. A través de esta se puede tomar conciencia, abstraerse y pensar en claro cuáles son los motivos que están detrás de las emociones, para poder tomar una decisión lo más sana posible. También, se puede pedir apoyo u opiniones de amigos o familiares para pedir otras opiniones y ayuden a orientar la decisión.

Una vez hecho este ejercicio, se aconseja que se aplace el gasto con el fin de evaluar las consecuencias del mismo y si era un acto emocional o, por ejemplo, si era para satisfacer una necesidad.

En situaciones de estrés, miedo o ansiedad, hay funciones que son necesarias que no se encuentran un buen estado. La capacidad de concentración, atención, memoria y  la capacidad de proyectar las consecuencias de nuestras acciones no están activas, sino todo lo contrario. Entonces se suele actuar impulsivamente, sin pensarlo mucho, lo que puede llevar indudablemente a malas decisiones.

Conductas adictivas

Las compras compulsivas, son ejemplo clarísimo de una conducta adictiva. Hay que estar muy atentos o aceptar opiniones de familiares o amigos para no caer en esta conducta porque puede perjudicar gravemente a las finanzas personales.

Temas como la intensidad, la frecuencia y la racionalidad, hay que tenerlos en cuenta, y que sino las compras normales pueden virar hacia una conducta adictiva. Cuando el gasto no responde a una necesidad y cuando se gasta mucho dinero, es 100% impulso.

Las finanzas personales dependen de uno, es por eso que hay que armarse de la información correcta para poder accionar de manera que más nos beneficie.

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