Argentina hiperacelerada: cómo impactará el cambio de ciclo

Federico Dominguez explica las claves de la posible recuperación y el peso de las nuevas generaciones en ese camino. 

Falta de divisas

Como siempre sucede en Argentina, las crisis se producen por la falta de dólares. La suba de tasas de la FED y la salida de capitales de los mercados emergentes están impactando de lleno sobre el gobierno de Alberto Fernández, al mismo tiempo, el alto precio del gas licuado importado demandará las pocas divisas disponibles. 

Las exportaciones de granos que fueron récord este año podrían menguar en 2023, no por una caída de los precios, sino ante la expectativa de unificación cambiaria que llevará a los agricultores a vender lo menos posible de la cosecha. Todo esto es parte de la tormenta que antecede a la recuperación. Es el final de un largo invierno tras el cual llegará la primavera a nuestro país, un período de recuperación económica y fortalecimiento institucional. Increíblemente, aunque el mundo se convierta en un lugar más conflictivo y hasta peligroso, el turbulento contexto global favorece a nuestro país. La década que se inició con la pandemia es una oportunidad histórica para revertir el camino de decadencia iniciado hace más de 90 años tras el golpe de Estado de 1930.

Hiperaceleración 

En pocos países se dio una hiperaceleración tan importante como la que se está dando en Argentina. Y probablemente en ningún otro, estos cambios sean potencialmente tan favorables. Esto no quiere decir que “estemos condenados al éxito”, como dijo erróneamente el expresidente Eduardo Duhalde, sino que con algunos pocos cambios podemos tener un ciclo de 4-6 años muy favorables, y si implementamos reformas estructurales, esos pocos años podrían transformarse en un ciclo de crecimiento sostenido y de largo alcance. 

El lector podría pensar al leer estas palabras: ¿de qué estás hablando, Willis? ¿Cómo decirle esto al que no llega a fin de mes? Si tenemos un 40% de pobres, más de 80% de inflación y la economía no crece desde hace más de una década. No digo que Argentina vaya a ser una panacea, solo postulo que estos indicadores podrían mejorar considerablemente en los próximos años. Si los abordamos desde otras perspectivas. La pandemia aceleró el colapso de un ciclo institucional iniciado hace 80 años durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón y potenciado a partir del año 2003, en el cual la respuesta a las crecientes demandas sociales fue una expansión sin precedentes del gasto público y la intervención del Estado en la economía. 

Por contraposición de ciclos, tras el fracaso de un ciclo estatista, se iniciará un ciclo de menor estatismo, lo cual es muy positivo para nuestra economía. En términos institucionales, se aceleró el desgaste sobre una sociedad que dijo “basta” a una forma de hacer política basada en la mentira, la victimización, el corporativismo, el asistencialismo, y que aún no encuentra un modelo que la reencauce. 

Los participación política de los jóvenes 

En nuestro país, el cambio de ciclo se inició durante la pandemia con toda una generación de jóvenes que le dieron la espalda al populismo de forma masiva en las elecciones de 2021. 

Jóvenes que no vivieron el período de crecimiento económico que se dio entre 2003-2011 y no esperan soluciones del Estado. Si algo quieren es progresar. No solo se alejaron del kirchnerismo, también se acercaron a opciones de tendencia liberal, forzando un corrimiento de todo el arco político hacia la centro-derecha. Esta generación, cuya participación electoral irá creciendo conforme pasen los años, tendrá un creciente impacto en la agenda política argentina. 

No solo los más jóvenes se alejan del populismo, también lo hacen los sectores más pobres de la sociedad. La alta inflación, el encierro de la pandemia y la licuación del valor real de los planes sociales están provocando un profundo cambio en el mapa electoral. La década de Argentina, el cambio de la tendencia política y de percepción respecto al rol del Estado abre una puerta para aprovechar el ciclo internacional favorable a nuestro país. 

La oportunidad de las materias primas

A lo largo de los próximos años, el aumento global de la inflación, la crisis climática, los problemas de suministros y la conflictividad entre países seguirán incrementando los precios de los commodities. Los precios de la soja, carne, gas y petróleo se mantendrán firmes y abrirán la posibilidad de un fuerte aumento de las exportaciones. Los altos precios del gas, que son un lastre para el actual gobierno, podrían significar un fuerte aumento de las exportaciones e inversiones en Vaca Muerta si el próximo gobierno genera las condiciones para su desarrollo. 

Al mismo tiempo, la inflación en dólares reducirá en términos relativos, el peso de nuestra deuda en moneda extranjera, las altas tasas de interés y dificultad para acceder al crédito obligarán al próximo gobierno a ser responsable en términos fiscales. Cuando el mundo se encamina hacia el fin del “bonus demográfico”, nuestro país cuenta con una estructura demográfica que seguirá proveyendo de trabajadores en las próximas décadas. 

El sector tecnológico, otro factor clave 

El crecimiento de las criptomonedas, la web 3.0 y la mayor digitalización de la economía seguirán impulsando nuestras exportaciones de software, campo en el cual somos líderes en la región. Con 13 unicornios, como se denomina a las empresas tecnológicas con una valuación superior a los 1000 millones de dólares, estamos bien posicionados para aprovechar esta revolución. 

Por otro lado, los argentinos somos early adopters con relación a la tecnología, lo que facilita el manejo y el entendimiento de estas nuevas herramientas. El aumento de la conflictividad entre países y la guerra comercial entre Estados Unidos y China abren la puerta a una mayor alineación con Occidente y a que obtengamos mejores términos a la hora de refinanciar nuestras deudas con organismos multilaterales. Con relación al cambio climático, la transición energética a un mundo de bajas emisiones implicará una inversión sin precedentes en la descarbonización. 

Esto abre una gran oportunidad para nuestra economía debido al potencial que tenemos en la producción de energías renovables, hidrógeno verde y litio para baterías. Al analizar sector por sector, queda claro que están dadas las condiciones para un fenomenal aumento de las exportaciones que ayude a resolver el principal problema de nuestra economía: la escasez crónica de dólares. 

Extracto de “Argentina hiperacelerada” (Editorial Planeta) de Federico Domínguez.

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