La relación que tienen las personas con el dinero es algo de lo que se habla poco pero es muy importante ya que determina las cosas que hacemos o no para manejar de buena manera nuestras finanzas personales.
Es una realidad que el dinero no vale ni representa lo mismo para todos, ni siquiera para cada uno en distintos momentos de la vida. Y cuanto más conscientes estemos de lo que significa, podremos lograr un mejor uso de nuestras finanzas.
La economía emocional se basa en la premisa de que el dinero no es un hecho objetivo, sino que está relacionado a nuestras percepciones, experiencias y personalidad.
Existe una serie de tendencias que sirven de alerta en ese sentido. Entre ellas, está la llamada “aversión a los extremos”, la cual significa que, ante varias opciones, se suele elegir la opción del medio. Por ejemplo, al comprar una vivienda, es frecuente que la gente elija la de precio intermedio desestimando la opción más económica como así también la más cara. Esto se suele dar porque la mente busca evitar los extremos, por lo que hay que analizar y prestar atención a la lógica de esa tendencia, porque puede hacernos perder oportunidades en los negocios y sacar beneficio de ello.
Otra tendencia es la “aversión a la pérdida”, que significa que se suele negar situaciones de riesgo y aun así se continúa con proyectos siendo consciente que no se tendrá un buen resultado. Un ejemplo de esto sería, si alguien hizo un mal negocio pero invirtió en él 80% del total, generalmente decide completar el 100 %, aunque termine perjudicándose más. En este sentido, no se afronta la situación real ignorando los resultados evidentes.
De la mano con la anterior, “aversión a los conflictos” consiste en que se aceptan situaciones que no conviene financieramente, con tal de evitar problemas de relación. Tener presente esta tendencia, nos ayuda a enfrentar y manejar mejor las decisiones financieras.
Por su parte, está el “anclaje”, que se refiere a cuando la mente queda fijada en el último valor referencial, perdiendo la perspectiva general de una situación específica. Por ejemplo, las personas que gastan más a fin de año quedaron ancladas en las ganancias del aguinaldo pero olvidan los meses de bajos ingresos o deudas de los meses anteriores.
Una tendencia que suele tener mucho impacto es el “efecto marco”, que nos lleva a tomar decisiones según el contexto y esto afecta directamente en la toma de decisiones. El clásico ejemplo es que nos llama más la atención o nos resulta más atractivo saber que un producto tiene 50% de descuento, que nos digan que vale $500.
Otra tendencia, quizás la más fuerte en el marco del manejo de las finanzas, es la “propensión al status quo”, la cual tiene que ver con querer mantener una situación de equilibrio o estabilidad en la que estamos para que no se produzcan modificaciones y puedan perjudicarnos por cambiarlas. Lo que puede ser acertado en muchas ocasiones, en otras un verdadero obstáculo ya que no permite ver más allá de la situación en la que estamos.
Estas son solo algunas de las barreras que afectan las decisiones de las personas con respecto a sus finanzas. Obviamente siempre hay que tener en cuenta las historias y situaciones personales, pero es importante también estar alerta a estas tendencias para evitar propensión al status quo, aversión a la pérdida y a los conflictos para controlarlos y mejorar nuestras finanzas personales. En muchos casos se piensa que las emociones no afectan cuestiones relacionadas al dinero, pero podemos decir definitivamente que sí impacta de diferentes maneras en las personas. Estar alerta a ciertos signos nos ayudarán a tomar mejores decisiones.